miércoles, febrero 28, 2007

Si yo fuera...

Si yo fuera la pluma del Ejército Argentino, escribiría así.

Los argentinos conmemoramos hoy un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo de 1810. En esa primera alborada un grupo de hombres elevó definitivamente el grito que todavía resuena entre quienes velamos por los ideales de aquella jornada histórica: los principios irrenunciables de la libertad y la independencia.
Aquel primer paso para la emancipación americana fue dado por un grupo de hombres, civiles y militares, en quienes se resumía el firme anhelo de todo un pueblo. La conciencia de una identidad propia, forjada a lo largo de trescientos años de habitar el suelo americano, se manifestó entonces en aquellos valientes hombres dispuestos a todos los sacrificios y a quienes hoy nos toca honrar y suceder.
El 25 de mayo fue la expresión de todo un pueblo decidido a ocupar un lugar propio y soberano ante las naciones del mundo.
Esa decisión popular requirió de un Ejército que garantizase, defendiese y sostuviese los ideales por los que tantos esfuerzos se habían hecho. Así el Ejército acompañaba la emancipación de lo que empezaba a ser un país libre y dueño de su propio destino.
Los ciudadanos que tomaron las armas lucharon por la independencia durante años, sostenidos en la legitimidad de una causa que los alentaba en la batalla.
El Ejército Argentino fue la respuesta de una sociedad que buscaba incansablemente la realización de sus ideales, y fue el instrumento mediante el cual el pueblo argentino ganó su libertad.
Estos hitos, tan importantes para todos los argentinos, tienen para quienes elegimos defender a la patria a través del servicio de las armas un significado especial. No se trata sólo de un acto de gratitud hacia aquellos firmes hombres que lograron la concreción de un innegable mandato histórico. Fue el Ejército, indisolublemente ligado a los destinos del país, el que, desde los comienzos mismos de la Nación, defendió la consolidación de lo que en aquellos días de 1810 se insinuaba vigorosamente.
Este Ejército, que tan valiente y tenaz fue en su accionar, es hoy un ejemplo y un estímulo que nos impulsa a afrontar el presente y a proyectarnos en el futuro. Su hombría de bien y su amor por la patria son una guía en el camino que transitamos.
Hoy la Nación Argentina necesita y desea un Ejército respetuoso del orden constitucional, eficaz en la defensa de la soberanía, que esté al servicio permanente de la comunidad y que sea capaz de contribuir al logro de los objetivos del país en términos de política exterior.
Este Ejército Argentino, orgulloso del esfuerzo diario de los hombres y mujeres que lo integran, avanza decididamente hacia el futuro, y festeja hoy junto a su pueblo, en la vasta extensión del territorio nacional, el aniversario de aquel primer grito de libertad. Como Jefe del Ejército, saludo en el Día de la Patria a todos aquellos que, en retiro o en actividad, como militares o civiles, cumplen fielmente su misión, que es la de mantener vivo el inalterable espíritu de Mayo.