viernes, octubre 07, 2005

catamarca, la rioja, san juan

viajes que llevan a libros, libros que llevan a viajes... en este caso, queridos, lo segundo. el viaje desde el cual les escribo fue una combinación perfecta entre la generosa amistad de nora y maayan y la fantasía desatada a borbotones por las ciento y pico de páginas de "facundo".
llegué a la capital de catamarca después de haber tenido un primer approach con el interior del país viendo las villas de rosario desde el micro. todo muy "del ´63". el micro también me hizo pensar en esto de que las empresas de ómnibus tengan videos institucionales, tipo "bus TV". yo creo que es difícil generar tanto sufrimiento y tanto pensamiento alrededor de una obra.
después de dejar mi mochila en la estación (placer) y de ponerme los lentes de contacto (deber-placer) salí a caminar por la ciudad que goza de uno de los mejores nombres de este país. en la plaza vi un perro tan flaco que despertó en mí la dormida compasión. luego me instalé como siempre en un bar a leer y escribir, aire acondicionado, desayuno por dos pesos. decidí salir a caminar nuevamente, y cuando el calor destrozaba el sentido de las cosas decidí ir al pueblo donde me encontraría con las chicas. la casualidad hizo que me las encontrase en la terminal de la capital, fue un lindo encuentro, sazonado con baggio multifrutas, el jugo del amor y la amistad tranquila.
catamarca es una provincia que se caracteriza porque su población no parece tomar agua. o agua mineral, que a esta altura para mi porteñidad es lo mismo. uno quiere comprar agua y sólo hay coca y pepsi y fanta. es terrible! igual, tomar pepsi en continuado no es algo que haga mal. llegamos a el portezuelo y después de los primeros mates y de una noche nos fuimos a anquincila. ese micro fue increible, porque subimos la worldfamous "cuesta del portezuelo". montañas gigantes, pueblitos, ciudades, todo visto desde arriba, la américa interminable. en anquincila seguimos con nuestra rutina de charlar y comer pizza y sandwiches de mila. las chicas, aparte, tomaban mate mientras yo encaraba el drama de los lentes de contacto. tiempo estimado de colocación: 40min (todo lleno de tierrraaaaa!!!!).
las chicas se iban el sábado, así que caímos en Recreo, el lugar donde ellas se tomaban el micro. pueblo siniestro. hubo mala onda con la(s) dueña(s) de la(s) pensión(es) y eso coloreó toda nuestra estadía. igual la pasamos bien, charlamos, comimos pizza, papas, fritas, tomamos helado, etc. (el placer de viajar en estas condiciones es 70% gastronómico). el calor era infernal, y un tipo (viajando con chicas se conoce gente) que trabajaba en la planta de arcor envolviendo las bananitas dolca en papel metalizado nos dijo que ese era para él "el paraíso", que hacía un día esquimal.
las chicas se fueron, y tuve la sensación de estar jugando un juego en serio. un juego, porque hago zas y se termina, y me vuelvo. en serio, porque de todas formas estaba en Recreo, solo, en esa pensión terrible, viendo boca-river. tuve una previsible crisis. a la mañana siguiente tuve el atrevimiento de hacer dedo (con ellas habíamos hecho, y había estado bueno). me fui hasta la policía caminera (30 kms del pueblo; dedo; camioneros que transportan insecticidas para erradicar el mal de chagas). era lo más desolado que puedo imaginar, y aunque intentaba pensar en "facundo" ("facundo" es el mejor libro de sarmiento, el mejor escritor argentino del siglo XIX, quien después llegó a presidente gracias a su arte) mi ánimo no mejoraba. el policía catamarqueño parecía interesado en mí, me tomaba los datos, me preguntaba si era artesano, y yo ya me veía preso. feíto. cuando a las 3 horas pasó el micro me le tiré encima con una carga de felicidad inmensa. ahí empecé a vivir la ciclotimia esquizofrénica del viaje solo. de la crisis pasé a ver los paisajes que vine a buscar, sentadito rumbo a mi destino, escuchando, como la ciclotimia misma, "fantasy" y "a punto de caer".
llegué de nuevo a la capital, me mandé al camping, pude armar mi iglú solito (motivo de orgullo) y seguí con las buenas vibras. viajar solo es chupar al cien la vibra de la última persona con la que hablaste, creo. dormí en el camping, terminé "los 7 locos", y hoy, ahora mismo, hago dedo hacia la rioja (tierra de facundo) o san juan (tierra de faustino). el sr. fernando me va a facilitar las cosas, parece, en el puesto de la policía caminera, en el pantanillo, a 5 kms de acá. mientras, todo esto se deshace, voy rumbo a la cordillera, a descubrir los baños del zonda, donde empezó la literatura argentina, como el agua en el agua...
ale / san fernando del valle de catamarca

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un episodio en la vida del cactus alucinógeno:
estaba el cactus alucinógeno (a partir de ahora "pedro") tranquilo entre las rocas que rodean la villa de sanagasta, en la falda oriental de los andes (ni en pedo esas montañas eran los andes, pero sarmiento siempre habla de la falda oriental de los andes, y me encanta), provincia de la rioja. de repente, el infierno tan temido: se acercan tres hombres alucinados, bajando dificultosamente la cuesta llena de helechos espinosos. fuenza, rocha y ale. súbitamente rocha arma una especie de circulo con un alambre, lo agarra del pescuezo a pedro y comienza a tirar. (antes le ha dicho "hola, yo soy yocha", clavándole amistosamente un cuchillo de cocina). la escena se desarrolla dramáticamente mientras rocha se bambolea en un espacio reducido, socavando las bases del pobre cactus, que ve ampliarse el diámetro de su recorrido pendular.
los tres hombres ven próximo el momento del triunfo. el problema es que el cactus no se les caiga encima. idean un plan, y cuando pedro sucumbe...
el cactus, cae.
se disponen a festejar... pero no, el cactus aún pelea, y rocha y fuenza son heridos por las espinas inmortales, curtidas en innumerables jornadas. ale mira atónito y sabe que no va a comer esa pulpa. siempre lo ha sabido. pero no importa itaca, se sabe, sino el camino que nos lleva.
villa sanagasta es un lugar increíble. desde un mirador la vi ahí, perdidita en la inmensidad. qué quería yo de villa sanagasta al llegar? una especie de gesell precordillerano, con muchos barcitos, grupitos de chicas del noroeste, peatonal, etc. cuando llegué, a las diez de la noche, hasta el camping estaba cerrado. en una suerte de espacio vacío los vi a ellos, rocha y fuenza, hippies riojanos en plan cartonero. hippies riojanos amantes del punk rock, cocinando una salsa de tomate, en la soledad de la montaña, sin carpa ni nada. nos fuimos a acostar en mi iglú, y cuando empezó la lluvia caminamos como diez cuadras bajo lo torrencial, llegando empapados a la casa abandonada donde apoyamos la carpa (armada todo el tiempo) y seguimos sin dormir. a la mañana, no hay nada como la luz del sol entrando a lugares abandonados.
en sanagasta caminé mucho, los pibes pedían comida en las casas, etc. el día que comenzaba el foro (aaahhh), supliendo mi ausencia en tan barcelonés encuentro, por lo menos tuve un contacto cercano con la realidad global. iba con rocha y fuenza por una callecita tranquila, arbolitos, sol, cuando veo a diez metros. una fábrica.... una fábrica de zapatillas puma!!! ahí, en un pueblito riojano, sin nada que envidiarle a los sweatshops asiáticos, obreros argentinos armaban zapatillas puma! flash único. obviamente intenté entrar, pero no me fue permitido. igual se veía bastante desde afuera. increíble, ver esas formas tan codiciadas socialmente, en manos de obreros glamour-less. el marketing, nunca lo entenderemos lo bastante, hace real la ficción y ficcionaliza lo real.
de ahí me fui a olta, donde está el verdadero caminito, el que el tiempo ha borrado, etc. (la gente de olta quiere que esto se sepa).
ahí fue el comienzo del problema de los lentes de contacto. antes, la tierra estaba en los lentes. ahora está en mis ojos...
de olta me fui a la rioja, donde chequeé todos vuestros emails en una sesión memorable. también conocí la ciudad, y noté que en mi ojo había más que una irritación normal. la caminata por las afueras pudo haber sido en la india.
y así llegué, medio baketa, a san juan capital. conocí la casa de sarmiento, muy copado, muchos libros, ediciones viejas, documentos, y paré en una pensión. he aquí la magia. no hay nada como la vida de pensión. así cualquiera es escritor. disponer de un cuarto para uno es haber comprado lo inmaterial, el tiempo y el espacio. me refugié en mi palacio, que para otros huéspedes era un telo, a ejercer todo tipo de actividades simbólicas, fascinantes y paranoicas. viajes son los del walkman...
con lo que mi viaje toca aquí a su fin. me acabo de enterar que amigos vienen en camino, destino salta, pero ya es tarde. salgo en dos horas, y llego a la ciudad de buenos aires mañana (lunes) a la mañana, con algo así como una pequeñísima úlcera (los que usamos lentes de contacto tenemos un trato muy familiar con las úlceras) de córnea o cristalino o lo que fuese. ya no tiene mucho sentido estar acá, y además me tira mucho el puerto del río inmóvil.
hasta otra parafernalia narrativa, queridos, espero verlos a mi vuelta, y me gusta saber que soy uno más en el movimiento colectivo, que varios de ustedes también están volviendo...
ale / san juan