viernes, mayo 20, 2005

verano triste (el discurso en la vida y el discurso en la poesía)

Este verano yo no era feliz. Pero pintaba buena parte del día, el jardín de la casa de mi madre, para ahorrar unos dinerillos que no necesitaba urgentemente e irme de viaje. Pintaba a la mañana escuchando música y paraba un ratito para almorzar, y a la tarde seguía. En algún momento salía a pasear el perro, y quizás porque el sol ya estaba un poco bajo y mi corazón bajaba a su tristeza de barrio y de mundo, yo pensaba en vos. No sé cómo era, pero en algún instante me llamaba la atención ese verano tan prometedor, tan perfecto y tan triste, y la distancia, que yo no diría que me doliese, se me dibujaba en las paredes de la plaza. Estaba pensando en algún viaje, sabiéndome infeliz. A las cinco de la tarde, en el jardín o en la plaza, pero más que nada en los techos cuando me tocaba limpiar la canaleta o simplemente ir, mi verano triste se llenaba de vos, y sin extrañarlo se puede decir que tu pelo venía hacia mí, y ese cielo con promesa de noche, ese lugar húmedo en el que vivo (en el que vos también vivís), de pronto te tenía, y con tus brazos y tus dientes dando vueltas el verano tenía (eso era así todo el tiempo, no solo a la tarde) un sabor maduro, o no maduro, yo qué sé. Era un momento del día en que, como te digo, la distancia simplementese se dibujaba como eso, como distancia, y yo no te extrañaba mucho, ni soñaba locamente con verte, pero ahora digo claro, porque estabas, por eso yo no te extrañaba. Y no corría como un loco a angustiarme mirando mapas de Río Negro, ni leyendo tu nombre y sintiéndome nada. No fue un gran verano. De alguna manera, y sacándote de mi texto, es mejor este invierno. Pero yo, no sé si podés entenderlo, ahora me doy cuenta de que vos estabas conmigo, y en esos miles de kilómetros no había nunca la tristeza que ahora llena esta ciudad en la que hemos vuelto a convivir para no vernos nunca. Nunca era de noche entre Buenos Aires y Cipoletti (conste que verlo escrito jode). Era un desierto de pasto, era eso o cualquier cosa, pero yo podía (y eso que no te llamaba) llamarte y del otro lado encontrarte, no como la hija del titular de la línea a la que apenas llamé para año nuevo y más tarde cuando ya te perdía, sino como Trini, mi flor detrás del viento, mi espejo cuando yo me daba el lujo de mirar para otro lado.
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hola lingia, si si, el verano va pasando y dejando sus huellas, pieles oscuras, pieles curtidas, ojos cerrados, menos pelos, paredes pintadas, ojotas manchadas, jardines blancos, medianeras con moho, ojos en problemas, baldes con lavandina, noches de jogging, noches de vientito y alumbrado publico, musica en la computadora, musica para los vecinos, los nuevos vecinos, un relato, un libro sobre realismo con georgy obviamente, andy chango en brasil, 7 en gramatica, trini en cipolletti, pablin en madrid y su porro conmigo, alguna pileta nublada, muchos pero muchos helados, y pronto si todo va bien, brasil.